La ley castrista injusta no puede amordazar mi boca ni mi corazón | 02-27-2020 | Noticias

Dr. Oscar Elías Biscet
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Presidente del Proyecto Emilia
Medalla Presidencial de la Libertad
Sígame en: http://www.twitter.com/@oscarbiscet

Cuando viajo temprano en las mañanas, observo el paisaje de la ciudad y en especial los rostros de mis paisanos. Como siempre, el ciclo schopenhauerino [corriente de pensamiento denominada pesimismo filosófico], apegada al de ubicación de la humanidad entre los extremos de la tensión y el aburrimiento, se cumple a la perfección en Cuba socialista.

En mi ciudad, cada vez es más difícil tomar el ómnibus o un viejo auto de alquiler para llegar a tu destino. En esta ocasión iba solo en el automóvil, pero en contra de mi voluntad, pues estaba detenido y el destino era un cuartel de la policía castrista (PNR).

El 20 de febrero de este año estuve secuestrado por la policía política (G2) durante más de nueve horas. Una fue en el traslado; otras cuatro, detenido dentro del carro policial, dos sentado en un banco del salón del cuartel y dos y media en el cuarto de interrogatorio.

En realidad, el tiempo que estuve preso dentro del carro, aunque solo, pero bajo la vigilancia de los agentes policiales, pude reflexionar sobre la grave situación de las violaciones a los derechos humanos del pueblo cubano por el régimen castrista.

La dictadura cubana, con su engrasada y lista máquina asesina, ha adoctrinado educativa e intelectualmente a la población; por eso de su vacío existencial que evidencia en concreto su privación del sentido de la vida.

Solo la libertad nos puede librar de esas consecuencias nocivas derivadas de la tiranía. La libertad es una responsabilidad personal, que repercute armónicamente en la familia y la nación para hacer un Estado libre y democrático.

En verdad condené la forma arbitraria e ilícita de mi arresto, violación de mi domicilio y registro y despojo de mis bienes por parte las autoridades oficiales del Gobierno. Además pronuncié con firmeza que escribieran en el acta acusatoria que ¨Yo estoy aquí por enfrentarme a esas violaciones y abusos, debido a eso lucho contra la dictadura socialista¨.

Agentes de la Seguridad del Estado y la PNR participaron en la sección de interrogatorio contra mí. Generalmente en estas situaciones no coopero con las fuerzas de represión del régimen castrista y hago huelga de silencio y no firmo ningún documento; sin embargo, en esta ocasión tuve que decirles mis motivos cívicos de lucha humanista.

En otro momento les dije “Ustedes son jóvenes y verán la caída de la dictadura comunista”. El ambiente se puso más tenso y los militares se pronunciaron así: una agente, vestida de uniforme verde oscuro y con dos estrellas en la solapa dijo “Ustedes piensan que tirando papelitos del Proyecto Emilia tumbarán esto”. El otro agente, vestido de civil, manifestó: “Tu no verás eso” (refiriéndose a la caída de la tiranía y pronunciando una amenaza velada de asesinato).

Por supuesto, no podía permanecer en silencio y los miré a ambos castrenses de policía política e ignoré a otros que estaban detrás de mí, pero hablé para que escucharan todos y mis palabras fueron: “No vamos a entrar en afirmaciones y negaciones, ustedes son jóvenes y esperemos por el tiempo, Dios hará”.

Durante el interrogatorio conocí del despojo de algunas de mis propiedades, computadora personal y otros instrumentos y materiales de oficina. Incluso, más de 400 libros, documentos y cartas.

Pregunté a la interrogadora, ¿Cuáles eran los títulos de los libros y documentos que consideraron subversivos? No me especificó y afirmó, ¨ ¡Tú sabes!

Los libros y documentos faltantes en mi librero eran varios, les menciono algunos: Grandes Debates de la Constituyente Cubana de 1940, de Néstor Carbonell Cortina; Contrato con América, de Newt Gingrich; El caso de la democracia: El poder de la libertad para vencer la tiranía y el terror, de Natán Sharanski, y De la Dictadura a la Democracia, de Gene Sharp.

De los documentos usurpados les expreso los siguientes: Carta de Derechos del Pueblo Cubano, de Néstor Carbonell Cortina; Proyecto de Ley de Reconstrucción de la República de Cuba, de Roberto Godoy-Filloy; Proyecto Constitucional del PUNCLIN, de Roberto Azcuy, y Leyes Básicas para una Cuba Libre y Democrática, de Alfredo Cepero.

Pues bien, supongamos que desear el cumplimiento de los derechos humanos y que el pueblo viva en libertad y democracia sea una posición ideológica subversiva considerada así por el régimen socialista cubano; entonces, por qué se apropiaron también de más de 400 tarjetas postales navideñas enviadas por mis hermanos cristianos británicos a través de las oficinas de Correos de Cuba.

Con el mismo modo arbitrario, la autoridad militar me amenazó con que podrían sancionarme de 3 a 5 años en prisión y me recordaron que tengo pendiente una sentencia que finaliza en el 2028. Pero concluyó imponiéndome una penalización de una multa de 500 pesos por un inexistente delito de receptación.

El pueblo cubano está en la oscuridad por vivir bajo la esclavitud comunista. No obstante, la luz de la libertad va intensificándose y se vuelve más esperanzadora cuando personalidades como los senadores Ted Cruz, Marco Rubio y Rick Scott y el representante Mario Díaz-Balart y Michael Kozak, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EEUU, apoyan con sinceridad y amor la libertad de Cuba.

Gracias a ustedes y a todos los cubanos y otros nacionales amantes de la causa de una Cuba libre por su defensa altruista de mi esposa Elsa Morejón y a mí. Les deseo lo mejor para todos.

Las injusticias traen humillaciones e indignaciones y más cuando son sobre un pueblo; por eso, en el ejemplo imperecedero de mártires como Orlando Zapata Tamayo, Mario de la Peña, Carlos Costa, Armando Alejandre y Pablo Morales lograremos derrocar la tiranía castrosocialista y la liberación de Cuba.

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